Las lavanderas son las personas más entrañables y queridas desde todos los tiempos. Eran mujeres extremadamente humildes que iban a lavar a los ríos que pasan por la ermita. Siempre han estado muy cerca en todo lo relacionado con la Virgen.



Se integran en la Hermandad en la segunda mitad del siglo XIX y son las que se encargan del traslado de la Virgen con motivo de las rogativas que se hacían y en la procesión el día de la Fiesta. Esta tradición cambió al ser personas muy mayores ya y pasaron a ir en la procesión delante de la Virgen. 

 

 

Desde muy antiguo las Lavanderas, una semana antes de la Romería, al anochecer, cuando terminaban su jornada laboral, recorrían las calles de Badajoz entonando sus tradicionales cantos a la vez que recaudaban los donativos que las gentes les daban para hacer frente a los gastos de la romería. 

 



La figura de la Lavandera sigue latente en todo el entorno de la Virgen, ya que esta tradición se ha ido transmitiendo de madres a hijas y el paso del tiempo afortunadamente no la ha eliminado.